martes, 24 de noviembre de 2009

Fotografías


La vida es un constante aprender. Y aunque yo ya tenga vivido más de medio siglo, no he parado de aprender. Al revés, he empezado a aprender como aprender. Todo enseña. Los pequeños gestos, una palabra dicha, las miradas, una mano que nos toca… Creo que con el tiempo, nos volvemos más atentos a los señales de la vida. Miramos con ojos más abiertos. Esto es, pienso, lo bueno de envejecer.
Por estos tiempos, he empezado a aprender a las fotografías. Pero, oigan bien… No he empezado a aprender como sacarlas, sino a como sentirlas. Esto estoy aprendiendo con mi chica menor. Ella es aficionada a las fotos y así que, día tras día, está me mostrando la belleza de las cosas más sencillas. Como pueden ver, nosotros, padres, no somos los únicos que tenemos cosas para decir y enseñar. Los chicos nos enseñan muchísimo y siempre… Desde el momento en que llegan a nuestras vidas.
Pues, las fotos… Lo que más me gusta en las fotografías es que retienen instantes del tiempo que no más ocurrirán otra vez. Hacen eterno algo que no más será vivido como en el aquello pequeño espacio de vida. Las fotografías no llevan para donde nuestros pies no pueden nos llevar y abren nuestros ojos a un mundo que no imaginaríamos que hubiera. Las fotos traen lo que ya se fue... Y a veces recuerdan dolores, pero… Que se van así que la alegria de las sonrisas se hace presente.
Yo no tengo fotos de mi niñez ni de mi juventud y a veces, me gustaría mirarme. Sabes, como una forma de recuerdo… De cuando en cuando, la memoria se olvida de algunas cosas…

Memoria… Las fotografías son “una memoria a la mano”. Por esto, creo, las veo tan magníficas, tan fundamentales… Es, es verdad… las veo, hoy, tan grandiosas, tan, tan… (risas)

Pequeñas descubiertas. Pequeñas pasiones. ¡Qué bueno que la vida es así!

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